¿Educar en qué medida y para qué?
En una relación D/s se puede
pensar que la parte Dominante puede diseñar y modelar a la parte sumisa a su
imagen y semejanza, o a su gusto, pero ¿es realmente esto posible? ¿Cómo se
consigue educar a un sumiso?¿tiene algún sentido?
Para responder a estas preguntas me
planteo varios tipos de educación, a partir de la propia definición de educar:
1. Desarrollar las facultades intelectuales y
morales de una persona.
2. Dirigir, encaminar, adoctrinar.
3. Enseñar los buenos usos de urbanidad y cortesía.
4. Adiestrar o perfeccionar los sentidos.
a) Enseñar los buenos usos de urbanidad y cortesía:
Esta la hemos recibido todos en mayor o
menor medida, y consiste en unas normas básicas de convivencia y de respeto,
que en el caso de que brillen por su ausencia, con algo de esfuerzo, repetición
y paciencia se pueden aprender.
b) Adiestrar o perfeccionar los sentidos:
Hacerse a las prácticas en el grado que
satisfaga a la Dómina conlleva una adaptación gradual, una educación de la
sensibilidad, explorando los umbrales y los límites.
c) Dirigir, encaminar, adoctrinar (Educación
adaptada):
A partir de esta base la parte
Dominante puede tener unas preferencias personales en cuanto al tratamiento en
privado o en público, sobre determinadas acciones (como caminar por delante,
por detrás, abrir puertas, etc, la mayoría recogidas en el manual del perfecto
caballero, y es que siempre digo que siendo un caballero se va a todas partes),
o actitudes (tono, posturas, mirada...).En este caso el sumiso aprende aquello
que puede complacer a su Dominante, se adapta en cuanto a lo que se puede
esperar de su respuesta y actitud.
d) Desarrollar las facultades intelectuales y
morales de una persona:
Esta fase de la educación, para quien quiera
abordarla, puede implicar cambios en las creencias de la persona sumisa, asumir
una nueva visión, abrir la mente a nuevas formas de pensamiento.
¿Es realmente esta educación posible?
Para algun@s Dominantes la educación no
tiene porqué incluir todas las acepciones del concepto y se quedarían en los
dos primeros, incluso una parte del tercero y con paciencia éstos son
perfectamente asumibles. Pero para los que se sumergen en la modificación de la
conducta pueden encontrarse con algunas sorpresas, y es que un hábito puede
cambiarse en tres semanas (eso aseguran los expertos), pero cuando se trata de
un rasgo de la personalidad entonces nos metemos en terreno resbaladizo
(demasiado...Cambiar a una persona es algo que nadie tiene derecho a hacer, nisiquiera intentarlo...).
Una cosa es que queremos que nuestro sumiso
nos diga "Mi Señora" detrás de cada frase, habrá que recordárselo las
primeras cien veces, pero al final se queda grabado en el subconsciente y sale
sin más, (condicionamiento clásico =P). Pero si nuestro sumiso es de los
impuntuales, o de los poco atentos, o despistado, o rebelde... Intentar cambiar
un rasgo de la personalidad produce cierto grado de frustración a la larga, ya
que la persona tiene que pasar a ser algo que no es, y que no será cuando no
esté en nuestra presencia.
Si además intentamos que la parte sumisa vea
la vida como la vemos nosotr@s, que asuma nuestra forma de entenderla, que la
acepte, que se adapte a ella incluso dejando atrás sus propias creencias,
entramos en un terreno aun más resbaladizo. Esta clase de cambios, para que
sean profundos, deben proceder de la confianza, de la admiración, de la
comprensión y del razonamiento, nunca de la imposición.
¿Cómo se consigue educar a un sumiso?
Los castigos no son útiles en el caso de la
educación en personas adultas. Para mi, el tener a una persona a mi lado
constantemente insegura porque teme equivocarse a cada paso no es el tipo de
relación D/s que quiero tener.
No hay que confundir el castigo con aquellos
juegos que lo parecen, porque un castigo tiene como motivación corregir una
conducta indeseable, y por lo tanto no debería resultar agradable, por
definición. Intentar cambiar a alguien a través de los castigos produce el
efecto contrario, una rebeldía que al final deteriora la relación (muy
cierto...).
Sinceramente, la mejor manera de
educar es a través de la aprobación del esfuerzo, de la apreciación de los
cambios que se vayan realizando y del refuerzo positivo de una conducta
adecuada, en lugar de castigar una conducta incorrecta. "La letra, con la
sangre entra", está demostrado que no funciona y que se puede conseguir
mucho más con dulzura y constancia.
¿Pero tiene sentido educar a un sumiso?
Esta es la pregunta clave. Toda
relación conlleva una adaptación, y en una relación D/s esto es aún más
importante. Por supuesto que algo básico, como el tratamiento, o un cierto
protocolo en privado y en público, ayudan al sumiso a sentirse más cómodo, más
a gusto sabiendo que complace a su Dominante.
Pero en el caso de querer cambiar a la
persona, puede llegar a ser un fracaso. Sólo cambia quien quiere cambiar, y eso
sucede de forma natural, sin que nadie se esfuerce en ello. Por supuesto que la
parte sumisa puede cambiar, incluso transformarse, pero no será por la voluntad
de la parte Dominante, como mucho será por su influencia, porque realmente con
sus argumentos convenza a la otra persona de que vistas y hechas las cosas de
otra manera el cambio puede ser a mejor. El único cambio que debemos buscar si
es que es necesario siempre debe ser a mejor, la sinceridad es clave, y si
vemos que algo daña a la persona debemos hacerle ver el error y que la propia
persona decida y reflexione si es cierto que le daña o no, y por lo tanto, si
intenta cambiarlo o no.
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