Keyra de Salieri


SoÑaNdO jUnTo Al HoMbRe De Mi ViDa

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★】̶ۣۜḜse fuego interno que solo ciertas personas consiguen arrancarte de tu almẶ̶ۣۜ ★】

★】Aprender a volar significa amar el viento ★】

El tiempo que dedicas a tu rosa es lo que hace que sea tan importante para ti...

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jueves, 24 de enero de 2013

El Compromiso en BDSM: Los Collares

   Cuando dos o varias personas se suele imponer una muestra de la compenetración y el amor mutuo que esas personas en concreto sienten entre ellas. Normalmente, en el caso de la D/s, esa muestra suele ser el collar, que representa prácticamente toda una vida de fiel servidumbre y esclavitud para un sumis@ a los pies de su Am@.

   Este tema es más complicado y delicado de lo que parece, dado que para cada fase de la relación BDSM hay un collar diferente, y cada pareja o grupo de personas (dado que un Am@ puede tener varios sumis, y viceversa, siempre consultando los unos a los otros antes, por supuesto) tiene una manera o ritual para imponerlo.Aunque el collar puede ser físico o simbólico, ya que lo importante no es el collar tangible, sino el collar que se lleva en el alma.

   El Collar de Prueba o de Consideración:


    El primer collar que se ofrece se llama el Collar de la Consideración o de Prueba. Se da tradicionalmente al principio de una relación potencial. Puede ser una pulsera, una tobillera, una cadena de cintura, algo así a elección del dominante del Dominante.

   La representación tradicional del 'Collar de la Consideración' es un collar con algún detalle en azul. El Dominante al ofrecer este collar al sumiso expresa su interés en seguir una relación con el sumiso, más allá de un encuentro casual, para una relación de Dominante-sumiso. Este collar se ofrece con seriedad e intención. El sumiso al aceptar este collar del Dominante entiende que su relación ha cambiado a una etapa diferente. La existencia de este collar indica a otro Dominante o sumiso, que el Dominante y el sumiso tienen una relación. Indica además, a otros dominantes que deben mantenerse lejos del sumiso.

    Se entiende que las relaciones nuevas son frágiles y vulnerables, este collar no indica un compromiso para toda la vida entre Dominante y sumiso. Después de cierto tiempo, el Dominante o sumiso pueden decidir que la relación no es satisfactoria, en este caso el sumiso debe quitarse el collar y colocarlo en las manos del Dominante personalmente, si se ha intentado varias veces esta entrega y no ha sido posible, sólo entonces el sumiso puede quedarse con el collar. En otras palabras, el collar es propiedad del Dominante, debe haber sido comprado o hecho por él. Por eso se debe devolver al Dominante, que es su dueño, el resto de regalos, por supuesto quedarán como propiedad del sumiso.

   Quedarse con el collar, se considera tremendamente irrespetuoso. Si un Dominante se acerca "activamente" a un sumiso con collar, se considera una ruptura importante en el protocolo y tal acción puede tener un impacto negativo sobre su reputación.
   
    El Collar de Entrenamiento:

   Representa el segundo collar intercambiado entre un Dominante y un sumiso. Este collar se ofrece, después de un período de tiempo en el que han tenido largas conversaciones sobre las características, los rasgos, los intereses, los deseos y consideran que pueden pasar a una relación más profunda. Habrán tenido una relación más o menos convencional e incluso habrán comenzado también con alguna sesión ligera para explorar los límites que en principio el sumiso puede tener. 

   El collar tradicional de entrenamiento es normalmente de cuero. Es generalmente muy simple y puede ser o rojo o negro. Muchos Dominantes ofrecen como alternativa al collar, una cadena, eso depende de las preferencias personales, del modo de vida diario del sumiso y de otros factores compartidos entre el Dominante y el sumiso. 

    La aceptación de este collar por el sumiso indica que el sumiso está de acuerdo en seguir una relación mucho más profunda con el Dominante que implicará, sentimientos importantes, emociones, compromisos y responsabilidades. Cuándo una relación alcanza esta etapa, las acciones del sumiso son reflejo del Dominante y el sumiso debe ser consciente de que su comportamiento refleja su devoción y compromiso personal con el Dominante. 

    En esta etapa el Dominante cambiará a niveles de instrucción y disciplina mucho más severos y estrictos. La base de las interacciones posteriores a menudo se basan en cómo, el Dominante y el sumiso construyen su relación. Reconocen que ellos son una reflejo el uno del otro y trabajarán activamente para profundizar en la relación; el Dominante y el sumiso entran en etapas emocionales más profundas y pueden comenzar a expresar la devoción verdadera, el AMOR, el honor y el respeto mutuo. La relación se vuelve ahora más verdadera, física, mental y emocionalmente. 

   La exploración de los elementos de las sesiones, intensificará generalmente el conocimiento que el uno tiene del otro, e intensificará la confianza. En esta etapa surgen problemas de adaptación entre ellos y comienzan a expresarse de una manera más abierta, es en esta etapa cuando se intenta conciliar por parte del sumiso los conflictos internos del compromiso y la sumisión verdadera. El Dominante en esta etapa puede luchar con sentimientos de resentimiento, responsabilidad excesiva y una reducción en la libertad personal, esto es algo natural Podrá también probar en esta etapa a su sumiso para ver si su compromiso es sólido y fuerte. Hay siempre un elemento de temor, inseguridades y dudas, en la creación de relaciones.

   El Collar Definitivo de Esclavo: 


  El Collar Formal, llamado frecuentemente Collar de Esclavo es la representación de la etapa final del compromiso entre el Dominante y sumiso. El Collar Formal se ofrece por parte del Dominante con la intención de formalizar el lazo entre él y su sumiso.
  Es un reconocimiento del compromiso, de los sentimientos emocionales profundos, de la devoción, del respeto y de la consideración mutuos. Expresa la creencia de que el Dominante y el sumiso tienen ideales semejantes y un deseo genuino y creciente por compartir su vida con el otro.
  La aceptación de este collar por el sumiso es una forma de ofrecer abierta y voluntaria su sumisión completa al Dominante de ese día en adelante. La apariencia tradicional de El Collar de Esclavo es un collar hecho de cuero o metal negros, adornado con objetos de latón o plata. Este collar se fabrica específicamente para el sumiso y es a menudo un diseño original. La presentación de este collar incluye una ceremonia ritual. Muchas personas escogen este momento para colocar marcas permanentes en el cuerpo del sumiso, tatuajes, piercings, brandings, etc. En esta etapa, el collar expresa que el Dominante y el sumiso sienten el mismo AMOR profundo, que cualquier pareja convencional.

 Fuente: Desconocida

lunes, 21 de enero de 2013

Bondage con cinta



¿En qué consiste?

   El bondage con cinta (americana, de látex, etc) es una técnica muy diferente al bondage con cuerdas, no sólo por el material utilizado, sino porque la propia técnica del bondage es distinta.

   La sensación también es diferente, tanto si se usa la cinta con adhesivo como si se usa la cinta de látex que se puede comprar en las tiendas eróticas (que tiene la mala costumbre de enrollarse sobre si misma con el movimiento, sólo queda como en la foto si la persona se está quieta). 

   De hecho lo más recomendable es usar un material sin adhesivo, incluso es posible usar vendas elásticas de 5 o 10 cm de ancho, o tiras de tela, o cinta de mercería. O también se pueden usar al revés, es decir, por la parte que pega hacia fuera, de modo que el efecto adhesivo persiste pero no sobre la piel, aunque esta manera de usarla requiere apretarla más, ya que se resbala.

  Yo recomiendo empezar con cinta de carrocero, que es la que usan los pintores para proteger de la pintura, que tiene un adhesivo menos agresivo pero suficiente para dar la sensación de agarre que no tienen otros materiales, y porque al tirar de ella no se lleva todos los pelos por delante. 

  El atado con cinta americana es también menos elaborado en general, y permite recrear fantasías de secuestro o de aprisionamiento con relativa facilidad y rapidez, usando otros elementos como sillas, barras, barrotes de la cama, una barandilla de escalera, etc. 
  

¿Como se hace?

  En este caso se podría decir que consiste más en enrollar que en atar, y aunque se puede cambiar de dirección al hacerlo, es una única dirección (a no ser que combinemos dos rollos de cinta americana a la vez). También se puede optar por enrollar localizadamente, por ejemplo las muñecas, y cortar la cinta. En conjunto es un bondage más sencillo porque no requiere hacer nudos y su resultado es también vistoso.

Existen diferentes formas de atadura con la cinta, pudiendo incluir el efecto mordaza.
 
Precauciones
  Por supuesto hay que tener a mano unas tijeras de punta roma para cortar en caso de necesidad, y no aplicar la cinta con demasiada fuerza, ya que excepto las cintas de látex, las demás no suelen ser flexibles y pueden pellizcar la piel. Para que esto no ocurra, es mejor primero estirar la cinta y después colocarla sobre el cuerpo, sin tensionar.

  Hay que tener en cuenta que el uso de cinta americana o cualquier otra que contenga adhesivo puede producir alergias cutáneas importantes, según la extensión del bondage. Es bueno tener a mano crema para escoceduras de las que se usan para la piel delicada de los bebés (para evitar las escoceduras se puede enfundar a la persona en una malla parecida a la jamonera, que evita el contacto directo de la cinta sobre la piel, pero la sensación también cambia).

  El látex también puede producir alergia: se dan casos de personas que con el uso continuado desarrollan una alergia por este material.

  Hay que tener en cuenta también que, aunque no apriete como las cuerdas, también puede cortarse la circulación en zonas como las manos y pies, y hay que controlarlo, sobre todo porque la cinta de látex se enrolla sobre si misma y puede ser tan compresiva como una cuerda fina.

   Si se usa una cinta con un adhesivo fuerte será necesario usar agua caliente. y jabón para ir despegando despacio, evitando así llevarse trocitos de piel (abrasión)

  El uso en la cara puede ser más delicado, tanto por el material como por el uso como mordaza. No dejar a nadie sin supervisión.
  He preferido hablar generalmente... Habia algunas fotos un tanto... Increibles,,,

Bondage para principiantes


    Más común en otros países de lo que podrías pensar, el arte de acompañar el sexo con ataduras e inmovilizaciones, bondage, gana adeptos en España. Te damos 10 consejos para iniciarte y disfrutarlo sin correr el mínimo riesgo.

   Por empezar con lo básico, que sepas que el bondage se define como “la inmovilización con cuerdas y nudos de un sumiso o esclava, con una búsqueda estética y/o decorativa del cuerpo”. Vamos, el encuentro sexual en el que uno de los dos estáis atados. Pero existe una versión más de andar por casa a la que seguro que has jugado alguna vez. Por ejemplo, poniéndole unas esposas a tu chica o una venda en los ojos -o sea, la limitación de privación sensorial y la limitación del movimiento-. De esta manera, se establece un reparto de poder en el que uno de los amantes asume el rol de sumisión y el otro el de dominación. En definitiva, se trata de obedecer y ordenar. Si no sabes si esta pequeña filia te gustará, hazte una simple pregunta: ¿fantaseas alguna vez con inmovilizar a tu pareja y utilizarla a tu gusto?; o a la inversa, ¿por qué no?, con ser inmovilizado y utilizado. Si tu respuesta es “sí”, no lo dudes: este juego te va a encantar. Aquí tienes 10 puntos básicos para disfrutar de tu primera sesión de bondage.
 

1. Confianza. No le dejarías tus llaves del coche a la primera persona con la que ligas una noche de copas, ¿no? Pues menos aún deberías poner tu propia seguridad en manos de una desconocida. El bondage no es una práctica peligrosa en sí misma, pero no olvides que conlleva la inmovilización y, por muy encantadora que pueda resultarte tu conquista, no hace más de unas horas que os conocéis.

2. Estar de acuerdo. El dejarse atar los brazos al respaldo de una silla es algo que tienes que hablar antes con tu chica si quieres disfrutar de una experiencia de placer con ella y no un conflicto. Explícale que te excita mucho esa fantasía, que te encantaría ponerla en práctica y, claro, pregúntale qué opina ella.

3. Elige tu rol. En el bondage una persona manda y la otra obedece. Acordad quién es quién. También podéis intercambiar los papeles de vez en cuando y así, de paso, no caéis en la rutina. 



4. Métete en tu papel. Es imprescindible creértelo para dejarte arrollar por el placer. Cuando eres sumiso, deberás aprender a darte licencia para dejarte hacer, abandonarte a los caprichos de tu amante. No tienes que pensar ni actuar, sólo obedecer y entregar tu cuerpo a tu acompañante en este viaje. Para ti toda la sesión será una incógnita, no sabes cuál va a ser el próximo movimiento de ficha. En cambio, el papel dominante asume el control absoluto de la situación. Da las órdenes y crea los amarres. Lo bueno de este juego es que se desarrolla lentamente y permite jugar con todo el cuerpo. Cuanto más se estimulen otras zonas aparte de los genitales, mucho mejor. Además, la carga psicológica de la situación provoca unos niveles de turbación muy altos.

5. Palabra clave. Antes de emprender el juego deberéis acordar una palabra (por ejemplo, “rojo”) para que, en cualquier momento en que no estés cómodo, baste con decirla en voz alta para que todo se detenga.

6. Zonas prohibidas. NUNCA pases una cuerda alrededor del cuello, es muy fácil que eso pueda causar ahogos o estrangulaciones. NUNCA aprietes tanto la cuerda que cortes la circulación; si ves que la piel se pone fría y azul, desata inmediatamente. NUNCA dejes sola a una persona que está inmovilizada, debes estar siempre cuidando de que todo va bien.

7. Ten siempre algo cortante a mano. En caso de que tu pareja grite la palabra clave, esto te indicará que no debes perder un segundo en desatarla. Conviene tener preparadas unas tijeras o un cuchillo afilado capaz de cortar la cuerda.

8. Cuerdas. Puedes usar de todo: corbatas, bufandas de seda o raso (muy difíciles de desatar) y en general cualquier trozo de tela o cinta que te permita hacer nudos. Pero para hacer una sesión de bondage necesitarás bastantes metros de cuerda, mínimo 7, y para atar un cuerpo completo, 20.

9. Otras ataduras. Para empezar, nada mejor que unas buenas esposas. Puedes comenzar por unas económicas tipo policía (mejor si van recubiertas de peluche) o pasar directamente a unas de piel, que siempre son más atractivas y, si no vienen juntas, te permiten unirlas con cuerdas para convertirlas en un amarre polivalente.

10. ¿Cómo informarte? No hay mucha bibliografía en castellano, pero te recomendamos la editorial Bellaterra. Si además te apetece estimular la imaginación con una novela, te proponemos empezar por un clásico, el Marqués de Sade, o también Pauline Réage. En Madrid, en Los Placeres de Lola  se hacen periódicamente talleres de bondage. El resto está en tus manos.

viernes, 18 de enero de 2013

Distancia...


Amor…Amor, todo el día pensando,
Pensando en tu boca estoy,
Siento, vacio en mi alma
Ansio que llegue la noche
Pues en mis sueños, me amas, me acaricias, 
Me mimas me besas me haces tuyo una y otra vez.
Nada de reproches, Solo noche, noche ¡Noche!
Para atosigarte con mis besos.
Para comerme tus deseos, y tus ganas de hacer el amor
Para que tu piel se funda con la mía, para que tu sensual boca
Se llene con lo mío, y mi boca se sacie de lo tuyo.
Noche, noche, quiero noche, ¿sabes porque amada mía?
Porque solo en la noche eres mía y yo tuyo.
Esa maldita distancia es la culpable.

BoNdAgE

  Se llama bondage al acto de impedir el movimiento de alguien mediante ataduras. Puede ser físico o simbólico y puede realizarse de muchas formas. 


   Las tribus primitivas lo utilizaban para impedir que las mujeres raptadas escapasen, poco a poco estas ligaduras fueron evolucionando y se convirtieron en ataduras simbólicas alrededor de la cintura, los tobillos, las muñecas o el dedo. La tradición sajona de pasar a la novia en brazos a través de la puerta del domicilio conyugal también proviene de esta costumbre. 

   Durante el siglo XIX y principios del XX se produjo un florecimiento del bondage cuando los médicos recomendaban a los padres atar las manos de los niños/as a la espalda para evitar la masturbación. A los adultos a veces se les sometía al mismo castigo y hasta 1989 más del 40% de los pacientes de las clínicas psiquiatricas permanecían atados para impedir que se tocaran los genitales.

  Hoy los programas de televisión y las películas pornográficas están repletos de escenas de rapto y bondage, pero a pesar de la popularidad de esta práctica no siempre resulta socialmente aceptable que los adultos lo empleen en sus juegos sexuales.

 Ventajas del bondage

   Los beneficios que se sacan del bondage varían según la personalidad de cada uno, algunos piensan que sentirse atados favorece las descargas de adrenalina en el cerebro, aumenta la tensión sexual y libera ondas alfa que son las que se emiten en estado hipnótico o de atención difusa, similar al producido por la televisión o por la conducción en un carretera recta en medio de la noche.

   Otros prefieren estrechar o tirar de las ligaduras para favorecer el flujo de adrenalina y euforia. Los hombres que en general suelen ser mucho más fuertes que sus compañeras y que sin embargo desean un intercambio más equilibrado prefieren un bondage parcial que los haga sentir casi indefensos en manos de sus amantes, otros aumentan su autoestima descubriendo que a pesar de las ligaduras son capaces de dominar por la palabra o de otro modo. Muchos sienten que las ataduras les liberan de tener que cumplir sexualmente, o de tener que ser activos, esto les permite relajarse y disfrutar de las sensaciones que su pareja está provocando en ellos.

    En la mayoría de los casos el bondage permite relajarse y disfrutar tanto si uno es dominante como si no lo es, despreocuparse de la situación y sólo sentir, es algo que muy pocos pueden hacer en una relación paritaria. El prisionero no se siente responsable de lo que está pasando ni culpable por lo que el otro le hace aunque sean cosas con las que fantaseó largamente, pero que sus culpas o inhibiciones no le permitieron demandar. El que lleva a cabo el bondage experimenta una liberación similar a causa de la sensación de poder que se siente cuando se tiene a un ser humano entre las manos, aunque la cortesía de la relación obliga al dominante a no hacer nada que pueda molestar al dominado.

Negociar


   Las escenas de bondage se suelen negociar de antemano, expresando libremente ambos participantes lo que se puede y lo que no se debe hacer, también se acuerda una palabra neutra para usarla cuando el dominado no quiera que las cosas vayan a más o cuando empiece a sentirse mal, el dominante debe parar radicalmente cuando el dominado pronuncie la palabra convenida. La palabra de seguridad también es una orden para acabar con la situación. Independientemente de que se pronuncie la palabra o no, no es conveniente permanecer atado en posturas forzadas más de unos cinco minutos, sobretodo si la parte atada está azul o fría.

   Generalmente el bondage, al igual que otros juegos sexuales, no produce un efecto erótico por sí mismo, salvo que la atracción por el compañero sexual sea buena. Son excepciones los que no pueden sentir deseo sexual si no realizan esta práctica, en cuyo caso el acompañante es lo de menos. Si eres de estos últimos has de ser muy precavido al elegir tus acompañantes, es muy peligroso dejarse atar por un desconocido/a. El bondage como casi todos los juegos sexuales avanzados precisa tiempo para que las condiciones del juego se vayan dando progresivamente, por eso es necesario un cierto nivel de intimidad y de complicidad.






A tener en cuenta sumisos...

  Si un sumiso quiere de verdad, DE VERDAD, someterse a una mujer, debe tener muy claro una serie de puntos:

-Una Ama no es más (ni menos) que una mujer que necesita/desea dominar en la relación, NO esa muñeca de latex salida de sus sueños húmedos fusta en mano...

-Una Ama malísima está bien para un rato (sip, yo puedo ser muy mala a ratos, pero es agotador), pero ninguna mujer mentalmente estable se va a ajustar a tu fantasía de perro permanentemente arrastrado, porque no nos apetece ni nos llena ni nos da la gana. Nos gustan otras cositas además de los perros... Aunque no se lo crea mucha gente... Seguimos siendo romaaaaaaanticas empedernidas!! (al menos yo!! =P).

-Si buscas una mujer que se haga cargo de tu vida porque tú solito no puedes ni sirves para nada, resulta que a nosotras tampoco nos sirves de gran cosa. Si quiero un perro me voy a la tienda de mascotas a comprarme uno, que seguro que me da menos quebraderos de cabeza innecesarios...

-La responsabilidad del sumiso en contribuir a difundir este modelo de relación es fundamental, y el ocultamiento enfermizo de muchos me parece una de las principales causas de que haya tan pocas mujeres que descubren su lado dominante. Con lo cual... Si no colaborais tampoco os quejeis de que seamos pocas... Fomentarlo y vereis como son más las curiosas!!!


  Fuente desconocida...

La Educación de un Sumiso

    Indagando por internet, no recuerdo cual era el blog encontré un artículo que copié y me gustaría analizar a fondo:
 
  

  ¿Educar en qué medida y para qué?

    En una relación D/s se puede pensar que la parte Dominante puede diseñar y modelar a la parte sumisa a su imagen y semejanza, o a su gusto, pero ¿es realmente esto posible? ¿Cómo se consigue educar a un sumiso?¿tiene algún sentido?

   Para responder a estas preguntas me planteo varios tipos de educación, a partir de la propia definición de educar:

    Educar
1. Desarrollar las facultades intelectuales y morales de una persona.
2. Dirigir, encaminar, adoctrinar.
3. Enseñar los buenos usos de urbanidad y cortesía.
4. Adiestrar o perfeccionar los sentidos.

a) Enseñar los buenos usos de urbanidad y cortesía:

  Esta la hemos recibido todos en mayor o menor medida, y consiste en unas normas básicas de convivencia y de respeto, que en el caso de que brillen por su ausencia, con algo de esfuerzo, repetición y paciencia se pueden aprender.

b) Adiestrar o perfeccionar los sentidos:

  Hacerse a las prácticas en el grado que satisfaga a la Dómina conlleva una adaptación gradual, una educación de la sensibilidad, explorando los umbrales y los límites.

c) Dirigir, encaminar, adoctrinar (Educación adaptada):

   A partir de esta base la parte Dominante puede tener unas preferencias personales en cuanto al tratamiento en privado o en público, sobre determinadas acciones (como caminar por delante, por detrás, abrir puertas, etc, la mayoría recogidas en el manual del perfecto caballero, y es que siempre digo que siendo un caballero se va a todas partes), o actitudes (tono, posturas, mirada...).En este caso el sumiso aprende aquello que puede complacer a su Dominante, se adapta en cuanto a lo que se puede esperar de su respuesta y actitud.

d) Desarrollar las facultades intelectuales y morales de una persona:

  Esta fase de la educación, para quien quiera abordarla, puede implicar cambios en las creencias de la persona sumisa, asumir una nueva visión, abrir la mente a nuevas formas de pensamiento.

¿Es realmente esta educación posible?

  Para algun@s Dominantes la educación no tiene porqué incluir todas las acepciones del concepto y se quedarían en los dos primeros, incluso una parte del tercero y con paciencia éstos son perfectamente asumibles. Pero para los que se sumergen en la modificación de la conducta pueden encontrarse con algunas sorpresas, y es que un hábito puede cambiarse en tres semanas (eso aseguran los expertos), pero cuando se trata de un rasgo de la personalidad entonces nos metemos en terreno resbaladizo (demasiado...Cambiar a una persona es algo que nadie tiene derecho a hacer, nisiquiera intentarlo...).

  Una cosa es que queremos que nuestro sumiso nos diga "Mi Señora" detrás de cada frase, habrá que recordárselo las primeras cien veces, pero al final se queda grabado en el subconsciente y sale sin más, (condicionamiento clásico =P). Pero si nuestro sumiso es de los impuntuales, o de los poco atentos, o despistado, o rebelde... Intentar cambiar un rasgo de la personalidad produce cierto grado de frustración a la larga, ya que la persona tiene que pasar a ser algo que no es, y que no será cuando no esté en nuestra presencia.

  Si además intentamos que la parte sumisa vea la vida como la vemos nosotr@s, que asuma nuestra forma de entenderla, que la acepte, que se adapte a ella incluso dejando atrás sus propias creencias, entramos en un terreno aun más resbaladizo. Esta clase de cambios, para que sean profundos, deben proceder de la confianza, de la admiración, de la comprensión y del razonamiento, nunca de la imposición.

¿Cómo se consigue educar a un sumiso?

  Los castigos no son útiles en el caso de la educación en personas adultas. Para mi, el tener a una persona a mi lado constantemente insegura porque teme equivocarse a cada paso no es el tipo de relación D/s que quiero tener.

  No hay que confundir el castigo con aquellos juegos que lo parecen, porque un castigo tiene como motivación corregir una conducta indeseable, y por lo tanto no debería resultar agradable, por definición. Intentar cambiar a alguien a través de los castigos produce el efecto contrario, una rebeldía que al final deteriora la relación (muy cierto...).


    Sinceramente, la mejor manera de educar es a través de la aprobación del esfuerzo, de la apreciación de los cambios que se vayan realizando y del refuerzo positivo de una conducta adecuada, en lugar de castigar una conducta incorrecta. "La letra, con la sangre entra", está demostrado que no funciona y que se puede conseguir mucho más con dulzura y constancia.

¿Pero tiene sentido educar a un sumiso?

   Esta es la pregunta clave. Toda relación conlleva una adaptación, y en una relación D/s esto es aún más importante. Por supuesto que algo básico, como el tratamiento, o un cierto protocolo en privado y en público, ayudan al sumiso a sentirse más cómodo, más a gusto sabiendo que complace a su Dominante.

   Pero en el caso de querer cambiar a la persona, puede llegar a ser un fracaso. Sólo cambia quien quiere cambiar, y eso sucede de forma natural, sin que nadie se esfuerce en ello. Por supuesto que la parte sumisa puede cambiar, incluso transformarse, pero no será por la voluntad de la parte Dominante, como mucho será por su influencia, porque realmente con sus argumentos convenza a la otra persona de que vistas y hechas las cosas de otra manera el cambio puede ser a mejor. El único cambio que debemos buscar si es que es necesario siempre debe ser a mejor, la sinceridad es clave, y si vemos que algo daña a la persona debemos hacerle ver el error y que la propia persona decida y reflexione si es cierto que le daña o no, y por lo tanto, si intenta cambiarlo o no.